Diatribas de una escritora: La mujer en la RomCom

     Si nos preguntaran cuáles son los ingredientes principales de una buena ROMCOM, todas coincidiríamos, sin la menor de las dudas, en tres ingredientes: el AMOR, una buena dosis de HUMOR y un delicioso FINAL FELIZ. 

    ¿Imaginas una ROMCOM con un trágico final a lo Romeo y Julieta? ¡Ni de coña! Solo el hecho de poder plantearte separar a los personajes principales haría que esa ROMCOM dejara de serlo. Porque no nos engañemos, cuando decidimos sumergirnos en la lectura de una COMEDIA ROMÁNTICA, lo hacemos con intención de disfrutar, de desconectar de la realidad del día a día y deleitarnos con las aventuras y desventuras de la protagonista.

    Y ahí, justo ahí, a LA PROTAGONISTA, quería yo llegar. Sin la menor de las dudas, no voy a decir el 100% porque sería faltar a la verdad, la trama de la historia en la COMEDIA ROMÁNTICA siempre ha girado alrededor de nosotras. 

    Además, dato curioso de las heroínas de la ROMCOM clásica es que las mujeres fueron siempre carismáticas, vulnerables, determinadas, nunca tienen nada bajo control, pasan por crisis existenciales; además de ser torpes y tener un trabajo que podríamos llamar, curioso.

     ¿Miento? Piensa en una de las más célebres protagonistas femeninas del género, BRIDGET JONES, ¿podemos o no podemos describirla así?

      Hoy por hoy, al igual que la sociedad, que nuestra manera de ser y de pensar, la ROMCOM ha evolucionado. Si bien la historia sigue girando alrededor de una protagonista, esta ha cambiado. Si bien seguimos siendo PERFECTAMENTE IMPERFECTAS, pero ¿quién no es así?

      Nadie, ni siquiera yo, ja, ja, ja, es perfecta. Y mira que rozo la perfección, ja, ja, ja. Bah, fuera de bromas, nadie es perfecto, ni siquiera quién crea serlo y, por descontado, huye de quién se crea serlo.

      La protagonista de la novela romántica actual es simplemente una mujer, como tú y como yo, EN BUSCA DEL AMOR. ¿Miento?

    La mujer de la ROMCOM es un reflejo de las mujeres de nuestra sociedad, con sus fortalezas y debilidades. Ya no hablamos de la eterna treintañera, el abanico de edad se ha abierto, y bien podemos encontrarnos con una veinteañera, treintañera, cuarentañera (me niego rotundamente a decir cuarentona, suena fatal) y por qué no, ya en los cincuenta, como la que les escribe.

  ¿Quién dijo que el amor solo existe a los veinte o a los treinta? Mientras estemos vivitas y coleando el amor puede llamar a tu puerta, eso sí, ellas, al igual que nosotras, se enfrentarán a ese amor de una manera diferente.

   La EDAD no ha sido el único cambio, el cambio también ha llegado en la diversidad de la LOCALIZACIÓN.

     Ellas pueden tanto vivir en un maravilloso ático en medio de la Gran Manzana, como en un apartamento compartido en Valencia. Sí, ese es otro de los grandes cambios, el acercamiento, ya no solo nos trasladamos a las míticas Nueva York o Londres, sino que ellas residen en la esquina de tu calle. 

    Algo que se agradece, porque las hace más reales, más tangibles, aunque yo también soy la primera a la que me gusta mandarlas a vivir a la otra punta del mundo, porque es una manera de viajar sin subirte al avión.

      Por supuesto, otros grandes cambios son el SOCIAL, el CULTURAL y la DIVERSIDAD SEXUAL. 

         Malo sería que las protagonistas no evolucionaran acorde con los tiempos, ¿no crees? Lo que no ha cambiado en ellas es su capacidad de atraparnos con su historia.

Muaaaaackis... muaaaackis