El relato del miércoles: El baile de las amapolas.

Publicado el 9 de julio de 2025, 0:07

SONRISA, AMAPOLA, PALABRAS, GUSANO, PASIÓN,

CARRETERA, MONTAÑA, TORMENTA

 

     Semanas llevaba planeando aquella escapada. Durante días todas sus conversaciones giraban en torno al perdido valle que había visto nacer a sus abuelos paternos. El valle al que todos los veranos regresaba para desconectar del estrés de la ciudad, soñaba con despertar con el sonido de los pájaros y del gallo que, a pesar de los años, seguía creyéndose el amo del corral.

     Las dudas la asaltaron al ver al macizorro hombre del tiempo hablar de la que los meteorólogos habían bautizado ya como la madre de todas las tormentas. Su yo más sensato le gritaba aplazar aquella escapada, pero su otro yo, el temerario, le susurraba las delicias de su particular paraíso.

     Así que no se lo pensó dos veces. Maleta en mano corrió escaleras abajo, sonrió a la niña del tercero que con verdadera pasión en sus ojos le mostró, como si fuera el mayor de los tesoros, a un regordete y lustroso gusano que asomaba su cabeza bajo una hoja de lechuga dentro de una caja de zapatos.

—¿A qué es supercuqui?—Emocionada le preguntó su vecina.

—Neri, no lo calificaría como cuqui, pero tiene un color muy bonito, está claro que lo alimentas bien.

—¿A dónde vas?—preguntó la niña sin percatarse de la prisa de su vecina.

—A la montaña.

—¡Qué guay! ¿Puedes traerle unas flores a Silvestre?

—¿Quién es Silvestre?

—¡Mi gusano!

—Neri, no te prometo nada, pero si me acuerdo, le traeré flores a Silvestre, aunque seguro que prefiere hojitas de lechuga—le respondió antes de continuar su camino.

—Leire, cuidado en la carretera—dijo la madre de Neri—, se avecina tormenta.

—No te preocupes, tenemos tiempo de llegar.

 

*****

 

 

     Una larga hora hacía que no disfrutaba del paisaje, poco le importaba ya la belleza del infinito manto de amapolas, que una hora atrás la dejaba sin palabras con el sensual baile provocado por el cada vez más insistente viento.

     La sonrisa desapareció de su cara nada más ver el reflejo de los negros cumulonimbos en el espejo retrovisor; intentaba mantenerse serena, no quería mostrar el desasosiego que le provocaba la proximidad de la tormenta, que aquella misma mañana había sido calificada como la madre de todas las tormentas.

—Llegaremos a tiempo, no te preocupes—susurró Eloy dedicándole una sincera sonrisa—. Apenas faltan un par de kilómetros hasta el valle.

—¿Has visto la carretera?

—Leire, es la misma carretera de siempre—Eloy dejó caer su mano derecha sobre su muslo derecho en un intento de transmitirle tranquilidad—. Sabes, perfectamente, que podrías conducir por aquí con los ojos cerrados.

     Sin palabras se quedaron los dos al ver el resplandor del rayo que partía en dos el cielo antes de ver como el paisaje se emborronaba ante sus ojos, más le valía que fuera verdad su capacidad de poder conducir con los ojos cerrados...

 

Muaaaaaaaackis...muaaaaaaaackis

Elva

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Comentarios

Silvia
hace 5 horas

Mare de Déu!!! ¿Ahora qué?¿Por qué me haces esto? ¡Me ha encantado! Por supuesto, han llegado a destino.

Nika
hace 5 horas

Que relato más bonito aunque un poco inquietante nos quedamos con las ganas de saber si llegaron bien al valle

Lola
hace 5 horas

¿En serio? A ver, me encanta pero ¿por qué nos dejas así? Eres una bruja malvada.

María
hace 5 horas

Voy a pensarme muy bien la palabra para que no puedas hacer esto, ja, ja, ja, aunque te dará igual. ¡Me ha encantado!

Carol
hace 5 horas

¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes darle sentido a esas palabras sin lógica alguna?

Ana
hace 3 horas

A pesar de dejarnos con ese final abierto, voy a pensar y creer en el final feliz, me ha encantado. Admiro tu destreza para unir palabras.

Daniela
hace 3 horas

OMG!!! Quiero creer en el HAPPY ENDING. Increíble, como siempre.

Vivian
hace 11 minutos

Al son del dúo Ella baila sola “y me quedé con las ganas…”

¿Habrán llegado bien? Bueno, espero que si.

Me encanta esa habilidad que tienes para tejer historias en tu cabecita y enlazar nuestras palabras en ellas, bueno en los mini relatos.