El relato del miércoles: Hasta siempre.

Publicado el 30 de julio de 2025, 9:11

     El viejo velero se balanceaba suavemente sobre las olas, más que nunca parecía una auténtica cáscara de nuez en la inmensidad del océano. Santiago sintió frío, la agradable brisa marina comenzaba a tornarse en el frío aire nocturno, se ajustó el cuello de su camisa de algodón, gastada por el salitre y el sol, mientras observaba la belleza de la puesta de sol sobre el solitario atlántico.

    Melancólico miró la vieja urna donde descansaban las cenizas de su padre, el hombre que le enseñó la importancia de la liberosis, a desprenderse de las dolorosas cargas emocionales, de las ataduras de la tierra firme y perderse en el azul infinito. Aquella travesía no solo era su escape, su forma de encontrar la paz lejos del ruido del mundo, sino sería la última que realizarían juntos. 

    Poco a poco las bellas tonalidades anaranjadas fueron desapareciendo según el astro rey se tumbaba en su marina cama, dando paso a la bellísima luna llena, que presumida reflejaba su eterna belleza en el cada vez más oscuro mar, creando un camino brillante que invitaba a la fantasía. De repente, una fina llovizna comenzó a caer, apenas unas gotas que golpeaban sobre la cubierta de madera. A Santiago le encantaba su sonido, esa caricia acuática que traía consigo el aroma salobre del mar. Sacó de una pequeña nevera un puñado de fresas, un lujo que guardaba para momentos como este, y las saboreó lentamente, sintiendo cómo su dulzura se mezclaba con el aire salado.

  El viento soplaba más fuerte, y el frío de la noche se hizo notar. Santiago se envolvió en la vieja manta de lana, que olía a mar, a su padre y a hogar, y se sentó en la proa, contemplando el horizonte. La única compañía eran las estrellas que titilaban en el cielo y el vaivén constante del barco. Era una sensación de libertad absoluta, de ser una pequeña mota en un universo inmenso. "Aquí es", dijo en voz alta antes de coger la urna, abrirla y ver como las cenizas de su padre volaban con el viento, pareciendo danzar entre las olas hasta sumergirse en ellas. "Hasta siempre, papá".

Añadir comentario

Comentarios

Carol
hace 21 horas

Oh!!! Sentimientos encontrados, me ha gustado, peri me ha dejadi melancólica. Sinceramente, no sé cómo lo haces.

Nercis Núñez
hace 18 horas

Waoooooo hermoso 😥 me has dejado emocionada, cada día hay que diafrutarlo sin importar el color del cielo. Gracias

Lola
hace 18 horas

Guauuu, me he emocionado.

Daniela
hace 15 horas

Una vez más me quito el sombrero, has conseguido emocionarme.

Silvia
hace 11 horas

He creído estar sentada junto a Santiago, me ha encantado.

María
hace 11 horas

¡Me encanta!

Rosa
hace 11 horas

Acabo de llegar por casualidad, has sido todo un descubrimiento.

Adriana Fernández
hace 7 horas

Un relato encantador. Lleno de sentimientos y con una descripción de detalles exquisita. Una autora de primera. Te leo