
Hoy quiero hablarte de una doble sensación, de sentimientos contradictorios que me invade con un hecho bastante habitual en el mundo LECTOR-ESCRITOR. Además, quiero decir de antemano que cuando yo no estaba en lado de los escritores era algo que ni me planteaba, es más, yo misma he disfrutado como la que más sin pensar en lo que se sentía al otro lado, es decir, en el lado de la que se pasa horas sentada frente a las teclas, aunque el brazo le esté pidiendo unas vacaciones (no hagas caso a esto, paso de las vacaciones que me pide a gritos mi brazo derecho, si no se quejaba escribiendo en la pizarra que no lo haga ahora...).
¿De qué hablo? ¿Cuál esa sensación que a partes iguales me produce ORGULLO y PÁNICO a partes iguales? Bueno, a mí y osaría decir que a todos mis compañeros de teclas.
¿Quién de nosotros no siente un doble sentimiento hacia el SUPERPODER de leer,
mejor decir, devorar un libro de 400 páginas en una sola tarde?
¿A qué no miento al decir que es un sentimiento generalizado?
Meses, a veces años, tardamos en estudiar, organizar, localizar, crear esos personajes y desarrollar la historia. Innumerables horas son las pasadas frente a la pantalla del ordenador, no siempre viendo las palabras aparecer en la página, no siempre escuchando el cadencioso sonido de las teclas. Muchas son las horas que lidiamos con un personaje que se niega a colaborar, que nos boicotea una escena, que te monta un piquete de huelga diciéndote que ese destino no es el suyo. Muchas son las horas de desvelo escuchando en tu cabeza las voces de esos seres imaginarios que te hablan sin piedad, porque a ellos les da igual que tú quieras descansar, ellos quieren tomar vida en esas páginas que le dan vida. Sin contar las infinitas horas corrigiendo la sintaxis, eligiendo palabras para que el diálogo sea realista...
Y entonces llega el día que la novela es publicada y, de pronto, en menos de 24 horas de haber sido publicado el trabajo de largos meses de tecleo alucinas al ver una reseña que dice:
Guau...¡Me ha encantado! ¡Anoche no dormí para terminármelo!
¡Me debes cuatro horas de sueño!
Y justo ahí surge la dicotomía de sentimientos, por un lado, tu pecho se hincha por la emoción y la gratitud de ver las 5 estrellitas (esas que nadie dice tener en cuenta, sin percatarse de que el ALGORITMO sí que las considera de vital importancia para movilizar a los duendes que te hacen llegar a nuevos lectores) por tu trabajo, pero, por otro algo dentro de ti se quiebra al recordar que en un solo de los capítulos tú empleaste más horas que la agradecida LECTORA en leer toda la novela.
Para que te pongas en mi situación piensa la siguiente situación: ¿Cuántas horas empleaste en cocinar esos deliciosos platos dignos de ser evaluados por el jurado de MASTERCHEF para que tus invitados se los comieran en diez minutos? ¿Entiendes esa sensación? Sí, te habrán dicho lo delicioso que estaba todo, bueno, siempre está el ingrato que te dice NO ME APETECE y, a ti te entran ganas de darle con la espumadera.
Sin embargo, ¿sabes qué te digo? DEVORA, DATE UN ATRACÓN DE PALABRAS LEYÉNDOME, HAZLO SIN CULPA ALGUNA. Luego, permítete un minuto de silencio por mí, tu escritora, esa que se pasó horas escribiendo esas páginas que te han hecho disfrutar y, díselo al mundo, porque tú no dejarás de ir al restaurante de la esquina de tu casa, pero la gente no lo conocerá si tú no lo recomiendas.
Y ahora la pregunta del millón: ¿Eres de las que te das atracones o de las que saborean con calma cada página, cada capítulo? TE LEEEEOOO...
Muaaaaackis...muaaaaaackis
Elva
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Comentarios
Nunca me había planteado esa sensación vuestra, pero puedo entenderla. Yo soy más de lectura tranquila, en la mayoría de los casos por falta de tiempo.
😂Depende del momento, ahora en verano devoro más porque tengo más tiempo, pero a veces el libro marca el ritmo. Intentaré saborear más y devorar menos 😂😂😂
Estáte tranquila, soy de las que saborean cada capítulo con calma.
Yo soy más de saborear con calma, así que tranquila, aunque cierto que alguna vez me he pegado un atracón.