El relato del miércoles: Mi RomCom particular.

Publicado el 20 de agosto de 2025, 8:32

         Si alguna vez decides huir de tu ciudad para irte a una isla perdida y desconectar, te doy un consejo: llévate un botiquín. En mi cabeza, todo iba a ser perfecto. Sol, arena, un buen libro y un cóctel, quien dice uno, dice unos. Ja, la cruda realidad fue otra: a los dos días, seguía esperando por el equipaje que la compañía aérea había enviado a la otra punta del mundo; ya me había quemado la espalda, los mosquitos me habían cogido cariño. Grr...odio empatizar con todo bicho viviente.

    Yo intentaba por todos los medios no pensar que estaba gafada, que el karma me estuviera devolviendo algo que yo hubiese hecho en una vida anterior; así que no me quedé en el hotel a esperar por mi equipaje, sino que hice vida de turista y , claro, todo el mundo me había hablado de un maldito batido. Obvio, quise probar el famoso batido de mango, moras y un toque de licor de la zona, pero una abeja, con todo su cariño y amor, me picó en el pulgar. El dolor era tan intenso que las lágrimas se me escaparon sin permiso.

    Así que con los ojos cuajados de lágrimas, no tanto por el dolor sino por mi  mal fario, la espalda roja como un carabinero, el cuerpo como un colador gracias a los mosquitos y un dedo dolorosamente hinchado gracias a la amiga de Maya, Willy y la reina que los parió, decidí acercarme a la única tienda abierta en la la playa y, allí sentada en un banco junto a la puerta, con una bolsa de hielo en el pulgar para bajar la hinchazón por la picadura, escuché las campanitas de la puerta al abrirse.

     Era alto, con el pelo un poco revuelto y una camiseta de un color tan verde que podría haber hecho de croma, pero su atractivo le perdonaba aquella dolorosa camiseta, llevaba una tarrina de helado de menta y chocolate en una mano y me miró por encima de las gafas de sol.

—¿Problemas? —dijo, con una sonrisa que me hizo olvidar el dolor por un segundo.

—Una abeja que ha debido confundirme con una flor exótica —respondí, y me sonó tan estúpido que me reí a pesar del escozor.

       Él no se rio. Dejó el helado a un lado y se sentó a mi lado. Abrió su mochila y sacó una cajita. Con mucha calma, y sin dejar de mirarme a los ojos, me puso una tirita en el pulgar. Y fue ahí, con un trozo de plástico sobre una picadura, cuando supe que mis vacaciones, que habían empezado como un desastre, iban a ser, sin duda, mi RomCom particular.

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Comentarios

Silvia
hace 16 días

😂😂😂Me ha encantado, lo del verde croma me ha matado😂😂😂.

Elva
hace 15 días

Ja, ja, ja, discretito nos salió el niño, ja, ja, ja.
Muaaackis...muaaackis

Daniela
hace 16 días

De verdad, yo querría una historia de cada uno de los relatitos.

Elva
hace 15 días

Ja, ja, ja...No seas pedigüeña, ja, ja, ja.
Muaaackis...muaaackis

Lola
hace 16 días

De verdad que no dejas de sorprenderme.

Elva
hace 15 días

Me alegro que así sea.
Muaaackis...muaaackis

Ana
hace 15 días

Pues, voy a repetirme, quiero más!!!

Elva
hace 13 días

Ja, ja, ja.
Muaaackis...muaaackis

Mónica Acevedo Monteagudo Acevedo Monteagudo
hace 15 días

Que maravilla x dios a veces no todo acaba como empieza..... Mi palabra está muy de moda en estos momentos incendio

Elva
hace 13 días

Así es, lo importante es cómo gira la tortilla.
Muaaackis...muaaackis