Diatribas de una escritora: Cinco síntomas de que eres lectora de RomCom.

     ¿Alguna vez te has sorprendido gritándole a un libro? ¿Has terminado una historia con el corazón roto por haberlo terminado? Tal vez, pudiera ser que si vieras tu reflejo en un espejo mientras estás leyendo una determinada escena verías una sonrisita tonta o, tal vez, te suben los calores al recodar otra escena. ¿Sí? Pues, querida mía estás leyendo el post adecuado, este post es para ti, sin la menor de las dudas.

     Ahora he de reconocer que,  como escritora, sé que no hay nada más reconfortante que ver cómo mis historias te hacen reír, suspirar y, a veces, querer lanzar el libro por la ventana. Sí, sí, has leído bien, entiendo a la perfección que le hayas gritado al libro, incluso que hayas querido lanzarlo por la ventana; yo misma, en más de una ocasión les he gritado a los personajes y, no le he lanzado el teclado por la ventana, porque...porque... Bueno, porque luego tendría que comprar uno nuevo y, mientras no hayan libros míos por todas partes, ejem...que no sean versiones piratas, que esos ni dan de comer, ni compran teclados nuevos, pues, mientras eso no ocurra no lanzaré el teclado. En realidad, he de decir que tampoco lo tiraría, no soy yo muy dada a ataques de furia.         Pero, hoy no estoy aquí para hablar de mí, sino de ti, para decirte cuales son esas señales que indican que  indican que eres una de las nuestras, una lectora de RomCom de pura cepa.

1. Tu libro es más importante que tu vida social. No hay nada que te moleste más que la gente te hable en el momento más tenso de la historia.  Para ti, el mundo se detiene hasta que llegas al final del capítulo.

2. Tienes una lista de "novios de libro" más larga que la de tus ex. Te has enamorado de personajes que no existen, has shippeado a parejas que nunca se encontraron y has llorado por personajes secundarios que tenían más química que los protagonistas. Y, por supuesto, has juzgado a los hombres de la vida real con unos estándares imposibles, porque, seamos sinceras, ninguno se compara con un Andrés que te trae helado de menta y chocolate o un Miller que te endulza la vida a base de m&m's.

3. Tu pareja se pregunta por qué le hablas de ese "otro". Sí, porque, a pesar de que tu novio es real, tú le hablas de "él", el protagonista del libro que estás leyendo. Lo comentas como si fuera un amigo de la infancia y, a veces, te encuentras comparándolo con tu pareja. Y claro, tú novio, confundido, te pregunta: "¿Quién coño es Roberto?".

4. Le has gritado a un libro. Y te has quedado satisfecha. Porque sabes que, aunque no te escuchen, gritar "¡No hagas eso, idiota!" o "¡Bésalo ya!" es la única forma de liberar la tensión. Y no hay vergüenza en admitir que a veces te has puesto de pie para aplaudir un final perfecto. ¿Miento?

5. El "hangover" literario es una cosa real. No importa si el libro te hizo reír, suspirar o llorar, al final, siempre te sientes un poco vacía. El final te ha dejado una resaca literaria que te obliga a no leer por un par de días, hasta que, por fin, decides que es hora de encontrar otro protagonista que te haga creer en el amor.

             Ahora dime ¿te has sentido identificada? No me grites, pero cuéntamelo en comentarios, aunque de antemano sé que te daré la bienvenida al club. Y por último, cuéntame: ¿cuál es el libro que te ha dado la mayor resaca literaria? ¿Y de los míos?

Muaaackis...muaaackis

Elva