¿Sabes ese momento en el que casi tocas tu objetivo con la punta de los dedos? Pues, así estoy yo. A nada de escribir ese ansiado (y temido) capítulo final. Uff...
Reconozco que a principios de verano no las tenía todas conmigo. No estaba segura de si cumpliría mis objetivos, pero no solo los he cumplido, sino que el relato se ha convertido en novela. Y todo esto sin descuidar las redes, algo que creí imposible. Pensé que tendría que desatenderlo todo para centrarme exclusivamente en teclear lo que me contaba esa mujer, esa historia que me ha acompañado, me acompaña y, sé, se quedará pululando por aquí como todas sus predecesoras.
Ahora mismo me encuentro en ese momento mágico en el que la novela no está terminada, pero ya le veo la cara. Es como estar a pocos metros del kilómetro 40 de una maratón. Aunque nunca he corrido una, sé que ya estoy muerta-matada. Los personajes se han amotinado unas cuantas veces, sí, pero esta vez solo ha sido para pedir más espacio. No ha habido cambios de perspectiva ni de final, algo totalmente excepcional en mí. Tenía claro el final desde el principio, y no, no hablo del final feliz, sino del momento final. Y hasta aquí cuento.
Eso sí, los que están a nada de rebelarse son mis dedos y el teclado, los primeros cansados de aporrear al segundo. Fuera de bromas, ahora mismo estoy entrando en un extraño momento agridulce: por un lado, está la alegría de poner punto final y, por otro, toca despedirse. Y, mis compañeras de gremio lo podrán confirmar, es duro despedirse de ese universo que has creado, especialmente, de los personajes con los que has mantenido largas conversaciones, con los que te has reído, llorado, sufrido, en resumen, te has metido en su piel durante largos meses.
Así que aquí estoy, en el borde del abismo literario, con la meta a la vista. Y aunque la satisfacción de ver las palabras fluir es inmensa, no puedo evitar que se me escape una lágrima de alegría... y también de terror al pensar en la revisión.
Añadir comentario
Comentarios
No imaginas cuánto me alegra que estés a nada de cumplir tu meta, eso se traduce en un libro nuevo, y ya hay mono de poder leerte. Por cierto, también me alegra que no nos dejaras durante el verano.
Besos
Feliz como una perdiz estoy yo al saber que se acerca nuevo libro. Imagino que ha de ser complicada la despedida, si nos pasa al leer, más aún cuando se pasan tantas horas con los personajes.
¡ánimo!
Te aplaudo y celebro tu logro, se acerca nueva historia!!!
Ganitas de tener ese libro!!!